El rugby es ese deporte tan desconocido en este país en el que los diarios deportivos hablan casi exclusivamente de fútbol, ya sea sobre competición nacional como las competiciones nacionales de otros países, el caso es que sea fútbol.
Mi relación con este gran y bello deporte comienza cuando era mini-Lola, cuando papá Lalo veía el Six Nations en Canal +. Lo recordareis porque es un canal que se podía ver en abierto excepto algunos programas para los que necesitabas un decodificador, un cacharro negro tamaño cuartilla. Fue mi primera toma de contacto y, la verdad, es que me impresionó mucho. Por otro lado he de decir que mi infancia precisamente de prinzesismos no era. Yo jugaba con mis amigos, sí chicos, a coronar la montaña de leña que estaba en la traseras de la panadería del pueblo, a escalar árboles, a fútbol (qué remedio!!!) y demás juegos de chicos. También tuve mis momentos de "chica" jugando a las muñecas pero fueron momentos fugaces. Como se puede apreciar apuntaba maneras.
El tiempo pasó y el rugby quedó aparcado pero marcado a fuego en algún lugar de mi inconsciente. Por esta época de pre y adolescencia cambié los juegos de chicos por la rebeldía y el punk. Bendita juventud en la que te propones cambiar el mundo a golpe de anarquismo... Qué recuerdos!!!
Entre tanto llegó la universidad, el gran cambio. Pasas de vivir en un pueblo pequeño a vivir en una gran ciudad, cambias la vida familiar por la de estudiante en un piso compartido, nadie te mira raro porque no eres como las demás chicas de tu edad, es más, pasas desapercibida, conoces a gente nueva muy diferente pero a la vez muy igual que tú y te vuelves a reencontrar con el rugby.
Todos los días, de camino a la facul, veía las pistas de rugby pero no que hubiese partido por lo que pensaba que no se usaban y me entraba como una pena interior. De repente, entre la mucha gente que conocía había una chica que está en el equipo de rugby de la facul, es la talona y capitana del equipo!!! Me comenta que, si me apetece, me pase por un entrenamiento que necesitan gente. En ese preciso instante, el rugby de mi inconsciente se hace visible abriéndose paso entre la gran cantidad de mierdas mentales y se pone en la lista de prioridades de mi cerebro, tanto que en cuanto termino las clases me paso por la tienda de deportes y me hago con una equipación completa.
Lo siguiente fueron dos temporadas como pilier titular, por lo que deduzco que no se me daría nada mal aunque mi altura tamaño tapón de alberca ayudó, y mucho, al ser de las más bajitas de la liga era más difícil ganarme en las melés. De todo ello me llevé grandes compañeras de equipo, entrenadores molones que me enseñaron mucho (una de ellos está actualmente en la Selección Femenina de Rugby), moratones a manta, un esguince de rodilla, una torsión del cartílago de la rótula, una fisura de costilla, las competiciones de la ducha para ver quién tenía más moratones, el inolvidable sonido de los tacos al salir del vestuario en silencio y con la mayor concentración, las nauseas en la boca del estómago en el segundo previo al saque de inicio, el alivio tras la tensión por un partido difícil, los terceros tiempos y sus épicas borracheras, las melés en mitad de la calle más pedo que Alfredo, los chicos del equipo masculino (arrggg), una experiencia inolvidable y una drogodependencia a este deporte que es muy difícil aplacar. De esto ya hace algún tiempo y, con mucha nostalgia, me sigo acordando de esos buenos momentos.
Ahora, por motivos varios, no puedo seguir siendo rugbier, pero me conformo con ver algún partido de vez en cuando. Para esta difícil situación de proponer una quedada para ver un partido y que no se rajen más de la mitad de mis amigos, he decidido atacar a la chicas. Os preguntareis cómo... Muy sencillo, prometiendo hombres!!!! Tanto fuera como dentro de la pantalla de televisión. Mis argumentos: bombardear con fotos de rugbier elegidos a lo largo de las principales competiciones o hacerles referencia a chicos cañón de la uni que son rugbier y que ellas no sabían que lo eran, prometer quedar en un irlandés que, al estar lleno de guiris de buen ver ayuda; cerveza, mucha cerveza y de importación para atraer a los chicos del grupo además de roncharles la oreja diciendo que a las guiris anglosajonas son muy hooligans y seguro que el bar no solo es un campo de nabos y cuantas maldades más se me ocurran.
He de decir que, alguna vez que he conseguido llevarlos a ver un partido, se han quedado con ganas de más así que creo que no está tan mal el rugby cuando hasta los futboleros disfrutan con él.
Ay enana, el rugby...
ResponderEliminarLos terceros tiempos, las cervezas en inglés, los hombres...
¡Más rugby con hermanas, eso quiero yo para esta primavera!
Te quiero, tontona :*