Hoy estoy cansada, el calor y la semana pasa factura, y cuando estoy cansada me da por dos cosas: o ver mierdas en la tele, de esas para entretener amebas, o me da por darle vueltas a la cabeza con lo que termino de bajón. Ha ganado la segunda opción.
Todavía me colea lo de los nódulos. Después de la punción, la semana con los nervios de punta y, por fin los resultados negativos, gracias al Valhalla, aún me queda la cosa de que tengo "algo" que no debería estar ahí. Pero eso no es todo.
He vuelto al mismo peso que tenía cuando empece las consultas con la endocrina, aquel con el que me acojoné, en menos de un año. Es duro intentar hacer tooodo lo que es saludable y ver que los resultados son mínimos. Me cuesta el doble o el triple que a los demás y los resultados desaparecen con el mínimo desliz y vuelta a empezar de cero.
Aunque el motivo principal del histerismo que tengo con mi peso responde a intereses de salud, no puedo negar que también lo hago por estética. No es agradable comprobar que la única ropa que te entra son los pantalones con gomita en la cinturilla y estampados leopardescos/floripondios que usan las señoras de cardao.
A pesar del bajón, no me regodeo en mi mierda. Me he puesto en plan estricto y vuelvo a intentar no probar azúcares ni hidratos refinados. Lo que peor llevo es lo del azúcar. Es como una puta droga!!! Creo que tengo mono. No es que me pusiese de bollos y mierdas azucaradas hasta el culo pero siempre hay un trocino, chiquinino, enano con el que picas (llamemoslo onza de chocolate). También es verdad que no voy a dejar de vivir y que llegue a ser obsesión controlar la comida a cada momento.
Pues nada, que en ello estoy. A ver si ésta es la definitiva.
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