jueves, 9 de mayo de 2013

Loladas: Rugbier II

Volvía  a casa después de comer con mi Sis en ese indio que nos vuelve locas y tomarnos un café y un cannolo en el italiano del camarero tremendiiiiisimo. Hasta aquí todo perfecto si no fuera por lo que me encontré de camino...

Me despedí de mi hermana en la entrada del cercanías y me dirigí al andén a esperar mi tren. Como iba a tardar unos 15 minutos, me senté en el segundo escalón de las escaleras que bajaban al andén y decidí sacar la artillería pesada (libro + música) para amenizar la espera. Unos minutos después alcé la vista para comprobar cuánto tiempo quedaba para que llegase el tren cuando bajaba por las escaleras unas espaldas anchas, así como de primera o segunda línea, enfundado en ropa deportiva. Mis hormonas ya iban un poco alteradas debido a ese camarero estupendísimo que amablemente nos había servido el café de la tarde con una sonrisa y un que aproveche con acento italiano que derrite. Con estos antecedentes, la visión de una espalda ancha me dejó un poco... expectante ante lo que pudiese encontrar al otro lado.

Faltaban dos minutos para que llegara el tren por lo que bajé las escaleras y me acerqué al andén no sin antes dar un disimulado repaso al susodicho sentado en los escalones del final y que se entretenía jugando con la PSP. No defraudó. Pelo muy corto castaño claro, barba como de dos días, mentón cuadrado, brazos fuertes, pecho musculado pero no de gimnasio sino de deporte (llevaba puesta una camiseta de algodón de manga corta) y, a través del pantalón de deporte, se intuían unas piernas fuertes también. Además de hacerle un buen repaso me percaté de la marca de sus pantalones de deporte (como para no!!!Le ocupaba toda una pierna) y la bolsa de deporte con el nombre de su equipo. La marca del pantalón es una de esas marcas de deportes que, casi en exclusiva, fabrican ropa y accesorios de todo lo relacionado con el rugby y la bolsa de deporte confirmó mi primera sospecha al verle bajar por la escalera. Era rugbier!!!! y de los que empujan...

Aún conmocionada por tal visión continué hasta el andén y me apoyé en la pared temiendo que las piernas me flojearan y, aún si reponerme, le veo andando en mi dirección y, casi al llegar a mi altura, me fijo de que me está dando un repaso con la vista de abajo a arriba. Si aún no me había terminado de rematar, hubo una décima de segundo en la que nos quedamos mirándonos a los ojos no sin cierta curiosidad. Mientras pasaba todo esto, llegó el tren y él se adelantó hacia la puerta y yo, después de una rápida conmoción que me paralizó al ver que entraba en el mismo tren que yo cogía, entré justo detrás de él. En ese pequeño instante en el que me encontraba cerca de él, me llegó su olor. Era un olor a me acabo de dar una ducha y no me he puesto ningún potingue más, no llevaba puesta ni colonia, era ese olor a... a tío!!!! Entré, y no se si fue casualidad pero él se sentó en la pared izquierda del vagón y yo en la pared derecha de tal forma que, aunque uno a cada punta, estábamos en frente y nos podíamos ver perfectamente.

No albergaba muchas esperanzas de que su viaje durase pero, sorprendentemente, se bajó en una de las paradas del final y la mía era la última por lo que dió tiempo a mucho. Nerviosa y aturdida me pasé todo el viaje mirando por la ventana del tren. Gilipollez inmensa puesto que eran las 20:00, y pico, de una tarde del avanzado otoño por lo que solo veía oscuridad y el reflejo de lo que pasaba en frente. Reflejo que aproveché para alegrarme la vista lo que durase el viaje del recién descubierto espécimen. Cual fue mi sorpresa que le descubrí varias miraditas furtivas, de esas de las que no quiere la cosa, hacia mí. En ese momento y echándole morro de vez en cuando decidí "dejar que me pillara" mirándole. El juego duró hasta que llegamos a su parada, pero ahí no terminó la cosa... Mientras recorría los escasos pasos desde su asiento hasta la puerta decidí quedarme mirándole y él hizo justo lo mismo hasta que bajó del tren.
Con tal subidón de serotonina mezclado con nerviosismo y un "me siento como si tuviera 15 años otra vez", le envié un sms a mi hermana diciéndole que tenía que contarla algo que me había pasado en el tren. La contestación no tardó en llegar y decía algo así como: a quién le has echado el ojo ya?? (Joder cómo me conoces Sis!!!!)

Al llegar a casa y con todas las pistas que tenía sobre él, me metí en internet y encontré la web de su equipo con tanta suerte que había un apartado con la foto y el nombre de todos los componentes. Aumentada la información, solo quedaba buscarle en FB y echarle valor para enviarle un privado. En un arrebato se lo envié y la contestación...

CONTINUARÁ...

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