lunes, 28 de septiembre de 2015

El carrino. Una estampa costumbrista.

En la sala de espera del médico.
Hay varias señoras y señores de la segunda juventud esperando para conseguir su receta de drogas legales y algún que otro jovenzuelo con el estómago del revés después de un sábado salvaje de botellón en los bancos del parque. En un sillón, una señora acompañada por su jovenzuelo nieto, pero éste es de los pocos sanos del pueblo.

- Siguiente.
Grita el médico desde dentro de la consulta.

- Nos toca abuela.
Dice el nieto mientras se levanta y se dispone a hacerle de apoyo para que la buena señora pueda levantarse del sillón.

- Dígame? Qué le ocurre?
Se apresura a preguntar el médico en cuanto la paciente se sienta en la silla en frente suya.

- Pues mire doctor. Yo... Es que no lo entiendo? Usted le está recetando a todas las viejas del pueblo el carrino y usted a mí no me ha dicho na. Y, vamos, si usted los receta a todas las viejas, no entiendo por qué a mí no.

El médico estupefacto y ojiplático pregunta:
- Qué carrino?

- Pues qué carrino va a ser? Ese que empujan las viejas que es rojino y tiene un asiento pa cuando te cansas cuando te vas a dar el paseino.

A todo esto, el pobre nieto mirando con cara de circunstancia al médico intentando transmitirle que en casa están hasta las pelotas del tema.

- Pero mujer!!! Cómo te voy a recetar el carrino si usted anda perfectamente y, además, el carrino no va con receta.
Contesta el médico.

La señora muy indignada contesta.
-Pos si no me va a recetar el carrino me voy!!!
Y se levanta toda digna y se larga.

El pobre nieto se disculpa con el médico y sale corriendo detrás de la abuela.


En la secretaría del ayuntamiento minutos después.
Tras el mostrador la secretaria de turno y, en frente de él, el nieto.

- Hola. Dime?
- Pues venía a por....

TIRURÍ, TIRURÍ Interrumpe el teléfono móvil del nieto.

-Mamá!!! Que con lo del carrino no hay na que hacer. Vamos que abortamos misión.

Se hace un corto silencio mientras la madre responde.

-Pues estoy pidiendo la inscripción en el Ayuntamiento y la abuela se ha ido pa casa enfadá. Supongo que estará allí.

El carrino de la discordia.
Hace ya algún tiempo que la primera señora osó a aventurarse a ser la más moderna y comprarse el carrino. Poco a poco el resto de señoras, envidiosas todas ellas como afirma la pionera, se compraron un carrino y hasta del mismo color!!!
Hoy las pudes ver a todas ellas en grupo, cual satanases del infirno, a eso de las 19:30 con la fresca que aún hace calor, por el paseo al cementerio de lao a lao haciéndote reducir marcha hasta que vas en relentín.


PD: Es un caso real y verídico. Como la vida misma.

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